El Galacho en primavera. #2025

¿Brillante, deslumbrante o cegador?

 Ayer por la noche, mientras esperaba para ver una serie, cambié de canal en canal hasta llegar a La2. Estaban con "Imprescindibles" dedicado a Punset.

Casi había olvidado a este hombre y su hablar "sedante". No me recuerda a profesores de los que me dejaban noqueado en clase, casi roncando. La sedación de este hombre era de otro tipo. De las que te pueden contar lo que quieran, que con ese tono de voz te las pueden colar si luego no filtras y pones "a escurrir" la información que te intentan transmitir.

Punset era un "comunicador" que tenía buena fama en general. Algún miembro de mi familia era fiel seguidor. Reconozco que yo al principio también lo veía y llegué a leer alguno de sus libros. 

Pasado un tiempo, algo en él me empezó a chirriar. Y aún a día de hoy sigo sin saber bien el qué. ¿Quizás la demasiada popularidad y que todo el mundo le pusiera la alfombra roja a su paso? A veces me gusta que al personaje le salga un contrario/a que le pueda debatir/rebatir lo que intenta propagar. Pero en este caso no lo llegué a encontrar. Será que en esos tiempos no había tanta oferta como ahora (o estaba más escondida). Y es que a veces me parece que lo que "brilla" demasiado tiene que tener su punto oscuro (o igual es que a veces me puede la desconfianza). 

Si os apetece os leo en los comentarios.

Que vaya bueno. 

Del asfalto al campo.

 

    Empecé a correr casi a los 30 y aunque al principio me costó (ley del mínimo esfuerzo), poco a poco empecé a notar los beneficios que me aportaba.

 Tras unos años de correr por parques y avenidas, el "running" se empezó a popularizar y lo que antes era un rato de desconexión entre árboles, caminos de tierra y bancos, se convirtió en un esquivar personas, intentar respirar entre nubes de tierra levantadas por los más veloces correcaminos y una acumulación de gente que me alejaba del punto tranquilo que tanto me gustaba al principio.

Luego vino la lesión. Casi tres años sin correr. La operación. La recuperación. 

Volví a trotar muy muy despacio. Intenté retomarlo por los parques, pero no terminaba de encontrar el punto que tanto me gustaba antes. 

Hasta que un amigo me habló del trail running (voy a denominarlo "carrera campestre"). 

Compré unas "alpargatas" medio decentes para correr por el monte y empecé  a trotar "suavemente" por el Galacho de Juslibol (trail suavecico 😃).

Ya desde el primer día de noté que, aunque hiciera más tiempo de carrera que en asfalto, las articulaciones terminaban mucho menos doloridas (o sin dolor) que al pisar suelo liso.

Y a eso le puedo sumar que la desconexión es total cuando salgo por el campo. Estar concentrado en no caerme, en ver dónde piso, en admirar los paisajes de secano que rodean Zaragoza, respirar el aire del campo...es media vida.

Ahora, un año después, me alegro de haber descubierto esta modalidad de carrera.

Saludos y que vaya bueno,

P.

PD-Mientras tanto y como introducción a este mundillo me leí "Trail Run" de Lisa Jhung (disponible en eBiblio). Me pareció muy buena (y sencilla y bien explicada) introducción a las "carreras campestres".

#TrailRun #CarreraCampestre 

Definiciones:

https://es.wikipedia.org/wiki/Carrera_de_senderos

https://en.wikipedia.org/wiki/Trail_running

Galacho de Juslibol:

https://es.wikipedia.org/wiki/Galacho_de_Juslibol

Uvas al cuadrado

 

Tengo delante este plato. Cada vez que como migas me persigue la frase "pan con pan, comida de tontos". Qué culpa tendré yo de comerlas bien arropadas con un trocico de pan. 

Y vista la foto, ¿qué serán uvas con uvas? ¿uvas al cuadrado? ¿O al ser en este caso uvas sólidas con uvas líquidas la tontería es menor?

Si alguien lee estos desvaríos y se anima a escribir, le animo a dejar en comentarios la receta de migas que se hace en su familia, grupo de amigos...

Día de Reyes con Gaseosa "El Tigre".

 Pues nada, que estaba preparándome una gaseosa "El Tigre" y he descubierto esta frase.

¿Una señal de lo que está por venir? 

¡Feliz Día de Reyes! 

El tetris, los lavavajillas y Raúl Cimas.

Chistes varios los que sobrevuelan mi wasap a diario. Algunos mejores, otros peores. Ayer me llegó éste. 

Lo que me recordó la broma que tenemos en casa sobre el lavavajillas y el tetris. Decimos en nuestra broma que unos minutos de juego con los bloques ayudan y mejoran la colocación de la vajilla en la máquina de lavado. Si has jugado durante tu vida, probablemente te ayudará a colocar dentro todo lo que te propongas lavar. 😂

En fin, desvaríos hogareños.

Y ya puestos, he buscado a las personas que idearon los dos inventos:

*Máquina lavavajillas: Josephine Cochrane. 

https://en.m.wikipedia.org/wiki/Josephine_Cochrane

*Tetris: Alexey Pajitnov.

https://en.m.wikipedia.org/wiki/Alexey_Pajitnov

He empezado el año escuchando este podcast de "El sentido de la birra" en el que tiene de invitado a Raúl Cimas. Me ha resultado muy interesante, sobre todo a partir de la mitad, donde la charla empieza a ser más profunda y Raúl Cimas se desvela como alguien muy interesante... No os destripo nada. Si os apetece os lo dejo por aquí.

¡Feliz Noche de Reyes! 🐪🐪🐪✨

Uno de enero.

 Empieza el año tranquilo. Sin madrugar, sin prisas. Con la tranquilidad de tener todo por delante. Aunque en casa ya hace tiempo que la entrada de año la celebramos el 1 de septiembre, que es cuando nos toca la vuelta a la rutina.

Hoy ha sido día de desayuno muy tardío, de ver un capítulo de las «Gilmore girls», a las que me estoy enganchando. También es el inicio de un puñado de incertidumbres: trabajo, casa… Que en unos meses veremos cómo se resuelven.

Mientras tanto complemento a las Gilmore con la lectura de «Apegos feroces», libro que me encontré de bruces en la biblioteca tras haber leído sobre él en los blog de Molinos y de Divagando. Serie y libro para darle otra vuelta más a las relaciones familiares, a los apegos y a la vida en general.

También picoteo «Mujer, vida, libertad» de Marjane Satrapi y sigo con la lectura de «La Artillera» de Ángeles de Irisarri, que voy complementando con «Guerra y cuchillo» de Daniel Aquillué.

En fin, a ver que nos va trayendo enero. Y a ver si me da por escribir más a menudo en el blog. Ese va a ser un propósito para el 2025. El resto será continuar con lo habitual: deporte, lectura, amistades…

Feliz entrada en 2025. 

25 de agosto

 He madrugado para ir a correr. Algo impensable hace años. Será que con la edad se activa el «modo madrugador». Tener ya 45 (recién cumplidos) me hace ver más cerca los cincuenta y sentirme alejado de los cuarenta. ¿Crisis existencial? ¿Comeduras de tarro de los que tenemos lo básico cubierto? No me apetece pararme a pensar demasiado. Muchas vueltas a las cosas traen a veces bucles perniciosos. Me conformaré con correr y leer.

Ayer por la noche retomé «Los escorpiones» de Sara Barquinero. Cada vez que leo este libro tengo pesadillas. Salvo ayer. Será porque he dormido en una antigua casa cuyos suelos de madera crujen con cada pisada. ¿Será que el campo diluye los terrores nocturnos? Será, será…

Al ir a correr las babosas me ha acompañado. Curiosas y marrones see ven por estas tierras. También me he cruzado con un señor ya bien mayor, que imagino que estaba dando su paseo diario. Se ha girado de repente a saludarme al ponerme a su altura. Me he sentido atravesado por sus ojos azules cuando su cabeza se ha vuelto hacia mí.
Después venía por el camino una chica con tres perros de gran tamaño. He sentido una pizca de temor. No me apetecía tener que acelerar para librarme de los ladridos. Los ha llamado y enseguida han acudido a su lado. Buenos animales.
Tras un rato he llegado al pueblo de al lado. Cansado del camino asfaltado he cogido otro con más piedras, hierba y desnivel. El camino estaba rodeado de campos de panizo. De vez en cuando se escuchaban ruidos fuertes dentro de las plantaciones. Mi cabeza ha empezado a imaginar un jabalí saliendo al camino. ¿Qué hacer si ocurre? Correr como un condenado, jajaja

Poco después el camino ha terminado y he vuelto a la casa. El gato que custodia las posesiones, amo y señor de los campos y caminos, ha salido a saludarme. Ahora toca estirar y re-desayunar.

Lecturas del verano 2023

 Ahí van las lecturas que me han gustado en los últimos meses. Las que no, se van a la papelera de reciclaje 

*El pony colorado
Steinbeck, John

*La maestra y la bestia
Inma Monsó

*La ruta Joyce
Zapico, Alfonso

*Un bien relativo
Teresa Cardona

*Los dos lados
Teresa Cardona

*La muerte del hipster
Daniel Gascón

*Violeta
Isabel Allende

*V13
Crónica judicial
Emmanuel Carrère

*El intenso calor de la luna
Gioconda Belli

*Puro glamour
Aloma Rodríguez

Los libros del Fesser.

 Confieso que me daba miedo empezar el nuevo libro de Guillermo Fesser. Le tenía tantas ganas a «Marcelo» como temor a que no me gustase, como me pasó con «Mi amigo invisible». Pero antes de seguir me gustaría ir al inicio de todo.

Hace ya unos años cayó en mis manos «A cien millas de Manhattan». He de reconocer que lo empecé a leer porque soy, fui y seré un gran seguidor de Gomaespuma. La temática del libro no me emocionaba. No me interesaba en absoluto la sociedad de los EEUU. Sin embargo, aquel libro hizo saltar todos los esquemas mentales que tenía sobre la sociedad norteamericana. Lo leí, lo releí, y un tiempo después disfruté enormemente de la sección en la radio que cada viernes tenía Guillermo Fesser. Lamentablemente todo se acaba, y aquella sección semanal que tanto me gustaba tuvo su fin.

Tiempo después me enteré de que Fesser había publicado «Mi amigo invisible». Me lancé a comprarlo, a leerlo, pero me costaba esfuerzo avanzar por sus páginas. No sé si se debió a las expectativas que tenía tras haber disfrutado de «A cien millas», pero el caso es que la lectura se me hacía farragosa, me atascaba y me obligué a terminarlo para amortizar el dinero invertido en él.

Sin embargo, en 2022 «Marcelo» me ha devuelto la sonrisa. Camarero en el «Oyster bar», con gusto por el trabajo bien hecho y con una vida y un camino recorrido no siempre fácil.

Con su escritura peculiar, Fesser va narrando a saltos la vida y las aventuras tragicómicas del personaje. Aunque me costó entrar en su narración, no me entraron ganas de abandonar como en «Mi amigo». Necesitaba un libro que me hiciera sonreír, para despejarme un poco de tanta novela negra como suelo leer. Esta novela lo ha conseguido.

¿Veremos a Marcelo convertido en serie? El tiempo tendrá la respuesta.

Amelie – 21 años después

 Pasan los años. Dos décadas. Y después de unos cuantos sin haberla visto, la semana pasada me volví a reencontrar con Amelie. Sigue igual, y que sea por mucho tiempo. Es una de las bandas sonoras que mas he escuchado. Y de momento sigue sin cansarme. ¡Hasta la próxima, Amelie!